
Situémonos en el año 1906. Eduardo Talero, de nacionalidad colombiano, abogado y escritor, comenzaba en su terreno la construcción de su casa, conocida por todos como La Zagala o Torre Talero.
La Zagala lleva ese nombre inspirado en la escultura de una joven mujer que el Dr. Talero quería colocar en el centro del jardín de su casa. La estatua nunca se construyó porque la familia se mudó a Buenos Aires. Sin embargo, el nombre pasó a definir la casa.
La torre se impone entre eucaliptos y sauces añosos. El camino de entrada era escoltado por acacias, durazneros, ciruelos, manzaneros, una parra y hacia el final el jardín de invierno. Por fuera se erigen robustas paredes de piedra, mientras que por dentro la casa está decorada en armoniosos colores pasteles.
Esta parte de la casa es la más sobresaliente, allí está el escritorio y la biblioteca de Talero donde él pasaba la mayor parte de su tiempo, aislándose del mundo exterior para escribir su poesía.
Importantes reuniones sociales se organizaban por esos años en la casa. A las mismas asistían distinguidos hombres de la ciencia, letras, política y hasta del ámbito social porteño.
Existe una mítica alrededor de esta casa y tiene que ver con la fantasía de la presencia del espíritu de una mujer de blanco que ronda la casona. Quienes han vigilado el lugar aseguran haberla visto levitando entre los manzanos o como ráfaga por encima del desagüe.
Hay quienes creen que se trata de una amante de Talero, sin embargo, Ada Marquat, investigadora dedicada a la vida de Talero, aseguró que el poeta no tuvo ningún amante y que su esposa siempre fue incondicional. Además, contó que el amigo de Talero, Bouquet Roldán, sí tenía una amante y que es probable que se haya tergiversado la historia.
Hoy esa casa está desocupada, y aunque ha habido muchos proyectos para convertirla en un centro cultural, ninguno se ha concretado. En 1998, durante la intendencia de Luis “Chito” Jalil, el Municipio compró la propiedad y la declaró Edificio Histórico por el Decreto Municipal N° 479/98. Anteriormente, en el año 1981, la provincia ya había reconocido a la casa como Patrimonio Histórico a través del Decreto Provincial N° 0745/81.